El pasado viernes 30 de junio inauguró «Blowjob» en el Centro Cultural La Confitería, del barrio porteño de Colegiales. La exposición cuenta con la presencia de los artistas Maia Cosin, Iván Enquin, Daniel Juarez, Agus Leal y Thaís Zumblick.
Compartimos el texto curatorial de Evelyn Marquez:
Blowjob
Los términos “sexualidad” y “pornografía” tienen mucho en común. Para empezar, ambos son una invención reciente, apenas exceden el siglo XIX. Aparecen en el vocabulario pero no en los hechos, que, por supuesto, los precedieron.
¿Por qué estas palabras son tan actuales en la historia de la humanidad, si podemos rastrear la existencia de las representaciones eróticas hasta el Paleolítico? Otorgarles un nombre que las defina y conceptualice implica aportarles entidad, hacerlas visibles, imprimir un poder sobre su contenido.
En la Antigüedad no necesitaban imponerle una denominación, su contenido formaba parte intrínseca de la naturaleza humana y su léxico era mucho más específico para cada una de sus prácticas. Lo importante en todo caso, era poseer la autocontención para evitar los excesos; ser un ciudadano responsable cuyas prácticas privadas no necesariamente debían ser reguladas.
Las religiones monoteístas posteriores asociaron el erotismo y la sexualidad con el mal, el pecado, la falta de utilidad, el fin de los hombres, el desperdicio. Todas impusieron sus sistemas de reglas, restricciones y castigos.
Pero las imágenes volvieron insostenible e incontrolable a esta situación represiva. La comercialización masiva del material erótico fue posibilitada en primer lugar por las técnicas de la imprenta, produciendo estampas, publicaciones y grabados. Incautados o quemados, volvían a reproducirse. Mientras tanto, las artes plásticas ocultaban sus intenciones impúdicas en relatos mitológicos o literarios y Miguel Ángel era capaz de erotizar hasta las historias más sagradas.
La fotografía llegaría para recrear todo tipo de escenas, posturas, cuerpos, intenciones. Se distribuían en cantidad, se ocultaban en un cajón. Con la venta y la masividad aparecería el concepto de lo “pornográfico”, aludiendo a la reproducción de actos eróticos que provocan la excitación del espectador. Criminalizadas, se regularía y prohibiría la producción y distribución de las imágenes, como si esto fuera acaso posible. Como si se pudiera detener el deseo o poner límite a las fuerzas de la naturaleza.
En el siglo XXI la explicitud es total. Ya no hay alarma ni escándalos. Asumimos que la moral aplicada a la sexualidad no es más que el resultado de una decisión económica y una herramienta política de control social. Prohibir, censurar, vilipendiar para luego rentabilizar el uso de lo censurado y poder así mercantilizarlo.
Parece que lo hemos visto todo, pero aun así, no nos alcanza. Como mencionaba Bataille, en tanto que el hombre es un animal erótico, el erotismo sigue siendo nuestra parte problemática.
La pulsión escópica siempre pudo más.
Curaduría: Evelyn Marquez
Artistas: Maia Cosin | Ivan Enquin | Daniel Juarez | Agus Leal | Thaís Zumblick
Cierre de la exposición: viernes 7 de julio, de 19 a 23hs.
Centro Cultural La Confitería, Federico Lacroze 2963