“Usted cree que Dios juega a los dados mientras que yo creo en la existencia de leyes y de orden en un mundo al que de una manera brutalmente especulativa estoy tratando de comprender”. Así le escribía Einstein a Niels Bohr, desmintiendo la existencia del azar, que no era para él más que el producto de la ignorancia. El físico no podía tolerar los cabos sueltos y el hecho de que haya cuestiones que no pudieran ser predecibles mediante la experimentación le resultaba inadmisible.
Esta fue la opinión que primó durante décadas, hasta que no hace mucho tiempo pudo certificarse que la aleatoriedad y el azar son realmente posibles y que la indeterminación sí existe.
La muestra de Maximiliano Ocampo Salinas en Quimera del Arte toma el concepto del azar para desarrollar sus obras, en las cuales dos elementos son reunidos de forma aparentemente aleatoria por el artista. En una de las series expuestas, el elemento que funciona como base del trabajo se encuentra claramente meditado: se trata de fotografías en blanco y negro, en su mayoría vinculadas a algún medio de transporte como aviones, bicicletas, autos. Sobre ellas, se ubica algún objeto superpuesto que se interpone al primero. Este objet trouvé se suma a la fotografía, se integra, abriendo su significado, deparando una especie de acertijo para aquel que lo ve e intenta dilucidar cuál es el nexo entre ambos, qué llevó a esos 2 objetos, uno bidimensional y otro tridimensional a convivir. Dados, elementos jesuitas, piedras, barquitos de papel y demás elementos encontrados, heredados, robados, intervienen las fotografías.
Sobre una mesa que los disecciona, aparece otra serie de objetos prolijamente expuesta: cristales, plumas, entradas de recitales, una linterna. La puntillosidad de Ocampo Salinas al momento de exhibir sus objetos es la de un cirujano al preparar su instrumental quirúrgico, o la de un coleccionista que acomoda objetos atesorados para observarlos con una distancia más apropiada.
Los vínculos entre un objeto y otro pueden parecer disparatados. ¿ Pero es posible que existan objetos sin relación entre si, cuando todo el universo está compuesto por los mismos ingredientes? ¿ Es posible que demos con ellos de manera tan fácil y casual? Para que pueda cumplirse el destino de un encuentro entre dos personas, o entre una persona y un objeto, es necesario que consigan reunirse en un mismo punto y a una misma hora, lo que no es poca cosa. Basta con que uno se retrase, se distraiga, modifique su camino para echarlotodo a perder y que el encuentro no se produzca.
Maximiliano trae el recuerdo de su padre en el nombre de la muestra, quien se dedicaba todos los días a darle cuerda a su reloj para que este siguiera en funcionamiento. Einstein demostró que el tiempo es una medida relativa, que no importa lo que digan los relojes, sino la percepción subjetiva de cada uno que ve el tiempo transcurrir. De la misma manera, así como el espacio y el tiempo son relativos, ya que dependen del movimiento del observador, también es relativa la aproximación que cada espectador puede tener de estos vínculos, las puntadas invisibles que unirán estos objetos en la mente de cada cual.
Quimera del Arte
Humboldt 1981
Lunes a sábados de 10 a 20hs. Hasta el 18 de abril