En Primera Persona es una nueva sección de Temporada de Relámpagos en la que recuperamos declaraciones de los artistas de todas las épocas, realizadas por ellos mismos, sin intermediación de interpretaciones de ningún tipo. En este primer artículo nos ocupamos de la figura de Vincent Van Gogh y reproducimos aquí una de las cartas enviadas a su hermano Theo.
«No me sorprendería que los Impresionistas dijeran que mi estilo ha sido más fecundado por las ideas de Delacroix que por las de ellos. Delacroix, un pintor de raza, que llevaba el sol en la cabeza y la tempestad en el corazón. En Delacroix es esto precisamente lo que encuentro hermoso:que haga sentir la vida de las cosas, su expresión y su movimiento; en él no se trata únicamente de la paleta. Esta cuestión de maridar la forma con el color, quizás la raíz de toda la pintura figurativa, está relacionada de manera sorprendente con el dibujo que modela directamente con el pincel. Considerar dibujo y color como una sola cosa es lo que no hacen muchos: dibujan con todo, menos con el color. Comienzo a dominar el procedimiento con la misma facilidad con que escribimos. Son muchas veces tan fuertes la exaltación, la seriedad del sentimiento de la naturaleza, que uno ni siquiera siente que trabaja. Entretanto surgen las pinceladas una detrás de otra, y se continúan como las palabras en una conversación o en una carta… Hay que forjar el hierro mientras esté caliente… Entonces sigo sintiendo la vida, cuando echo afuera el trabajo en forma salvaje…
Tan solo, tan aislado, cuento con la exaltación de ciertos instantes y entonces me dejo arrastrar hasta el exceso. En muchos momentos se apodera de mi una clarividencia tan espantosa… Las emociones que me sobrecogen delante de la naturaleza se exageran en mí hasta el desmayo. Conozco instantes en los que el entusiasmo se exalta hasta la locura o hasta la profecía.