Chen Fei es un artista muy joven, nacido en 1983 en la provincia de Shanxi, China. Con obras de grandes dimensiones, una técnica exquisita, ironía y un sentido del humor predominante, consiguió atravesar las fronteras de su país y atraer la atención de Occidente sobre sus pinturas.
“Fine Art” es la primera exposición de Chen Fei en París, y se inauguró el 7 se septiembre pasado en la Galería Perrotin, continuando una primera muestra que el artista llevó a cabo en el 2014 en la sucursal que la galería posee en Hong Kong.
Estudiante de cine en Beijing, se ha especializado en las películas de animación, know how que se trasluce en las pinturas de esta exposición. Sus obras se encuentran pobladas de referencias a la historia del arte tanto china como occidental, una exploración irrisoria, burlona y hasta obscena.
Distribuida a lo largo de tres salas, la obra central de la exposición sea probablemente el autorretrato del artista (“Autorretrato tradicional”), de grandes dimensiones y donde se representa sobre un fondo negro, en pose clásica, desnudo y con el pene erecto. La pintura en la que el artista trabaja es un misterio, no aparece en escena y tampoco es relevante. Lo único que importa es el artista, su narcisismo y su gesto altivo, invitando a competir acerca de quién la tiene más grande. Su pene, la paleta y el pincel sostenido por su mano derecha se alinean en tres marcadas diagonales, como si su principal herramienta de trabajo se convirtiera en la extensión de su sexo.
Su pose pública en tanto artista, y su vida privada, su cuerpo, sus tatuajes, conviven en esta parodia que remite a la historia de la pintura occidental y la forma en que sus hacedores deciden mostrarse a la posteridad. Hay una cierta provocación por parte de Chen Fei al incluir elementos que el público puede no considerar atractivos ni tener el deseo de ver.
“National conditions” es otra de las pinturas más destacadas de la muestra, donde nos situamos en el interior de un living de estilo norteamericano de los años 60, pero habitado por una familia mixta. Una niña afroamericana corre hacia los brazos de una madre china que se encuentra tomando una taza de té, mientras el padre lee el periódico dándonos la espalda. La habitación se encuentra coronada por un busto que lo observa todo, la efigie de Chen Fei que se autorretrata nuevamente en la escena y la preside.
El artista trabaja también con la iconografía japonesa del sol, por un lado símbolo del poder imperial del sol naciente, y por otro como el gráfico utilizado en estampas de carácter popular por artistas como Hokusai o Hiroshige.
¿Por qué pintar simplemente un modelo parado, representado en la tradicional pintura del contraposto? La estética de la academia con la que los artistas se gradúan forma parte ineludible de su bagaje. Chen Fei recuerda que han pasado poco más de cien años desde que los chinos empezaron a utilizar por primera vez la pintura al óleo, y al hacerlo, impactó mucho más profundamente en su país la pintura de la Unión Soviética que la historia del arte europea. Hay un número mayor de elementos que proceden de esta influencia, vinculados por ejemplo a la belleza de las formas físicas de la clase trabajadora, característica que Chen Fei recoge en los modelos que representa en sus pinturas.
La globalización, los elementos de la alta y baja cultura, la crítica y la irrisión son algunos de los componentes presentes en las pinturas de este interesantísimo artista chino cuya obra vale la pena conocer.